A sus 87 años, cuelga la toga y la sustituye por los pinceles y los paisajes del Saler y la Albufera
Valencia, 10 de septiembre de 2025. Gonzalo Gómez Luzón, tras más de 65 años dedicado a la asesoría laborar, cuelga la toga y coge los pinceles para la exposición de acuarelas “Carpe Diem», recién inaugurada en las Cervezas del Mercado de Colón. La muestra, compuesta por una treintena de obras, se inspira en la riqueza natural de El Saler y la Albufera, y rinde homenaje a la flora y fauna mediterráneas a través de delicados trazos y colores vibrantes. Árboles, flores, pájaros y playas dan vida a esta exposición que invita al relax y a la contemplación.
Desde su infancia, Gonzalo sintió una profunda atracción por el dibujo, iniciando su formación en la Escuela de Artesanos, lugar en el que le emocionó saber que había estudiado también nuestro pintor más universal, Joaquín Sorolla. Allí, bajo la guía del profesor Manuel Sigüenza, perfeccionó su técnica y pasión, compartiendo clases con amigos que, como él, salían a pintar en la calle durante los días festivos. “Creo que la acuarela es la pintura más fina y elegante”, explica Gómez Luzón, que añade: “Es muy satisfactoria porque es determinante, rápida y finalista. Cualquier tema que se opte es aceptado por este procedimiento, si se lleva al papel con ánimo, y casi siempre es agradecida”.
Aunque su carrera profesional transcurrió en el mundo del derecho laboral —con la fundación de una asesoría que hoy continúa su hija Sonia—, nunca abandonó su verdadera vocación artística. Tras su jubilación, volvió a empuñar el pincel y a entregarse por completo a la acuarela, técnica que define como la más clara de las artes plásticas. Como él mismo explica «en el entorno de Valencia tenemos paisajes maravillosos bañados por una luz extraordinaria». Gracias al clima amable de la región, Gonzalo puede pintar al aire libre buena parte del año, combinando la observación directa con fotografía propia para captar la esencia del Mediterráneo.
Los visitantes de «Carpe Diem» podrán sumergirse en una colección de 30 acuarelas llena de sensibilidad, realismo y sutileza, donde cada obra revela el alma de quien, más allá de la toga, ha decidido dejar que hablen los colores.